“La ventaja de los cerebros digitales
es que no necesitan dormir
pero también es su desventaja
porque nunca sueñan”.
Resistir a la tentación de aceptar aseveraciones simples y emotivas como ciertas, implica objetar con argumentos profundos matizados.
En tiempos de posverdad, conspiranoia, negacionismo, fake news y cultura snack , el pensamiento crítico es más necesario que nunca (o que siempre).
En una época donde la manipulación y el engaño están al alza, el pensamiento crítico es una herramienta esencial para protegernos de las estrategias de persuasión engañosa. Una actitud crítica nos ayuda a evaluar las fuentes de información con un sentido reflexivo y escéptico, a identificar los sesgos cognitivos y las falacias en los argumentos.
El psicoanálisis (uno de los muchos campos en los que el pensamiento crítico abreva) sostiene que el saber está hecho para eclipsar las verdades (en plural, pues hay tantas como sujetos). Es por eso que a todo saber que se ostente como único y legítimo, debe oponerse el pensamiento múltiple (crítico) del que emerja la verdad de cada sujeto. De ahí la utilidad de que en el pensamiento crítico la razón se audite a sí misma en un análisis incesante, valiéndose de la verificación, la inferencia, la probabilidad condicional, la lógica, la causalidad correlativa.
En la era de la información omnipresente, el pensamiento crítico es un medio eficaz para analizar los argumentos detrás de las afirmaciones. No se trata de descartar opiniones y creencias sino de fundamentarlas, para así preservar la facultad de discernir validez, fiabilidad y relevancia en los datos y las evidencias que se nos presentan.
Alfonso Herrera
