Presentación
Dos fantasmas paralelos recorren nuestros días: el de las identidades online y el de las imposturas offline. Y el borde que separa esos territorios no es evidente: para los nativos digitales la frontera es tenue; no así para quienes construyeron analógicamente su identidad.
La red hace patente la distancia irremediable entre identidad perceptiva e identidad de pensamiento. Por fino que sea el hilo de las redes, las costuras se notan.
La identidad virtual es una forma de autorrepresentación que permite y favorece la construcción de una imagen a medida. Un perfil digital insinúa la promesa de coincidir con uno mismo, de lograr que converja lo que uno es y desearía ser. Malas nuevas: online o no, el sujeto permanece dividido.
En esta conversación analizaremos por qué la identidad digital es una de las más sutiles formas de constitución subjetiva que busca paliar los impasses de nuestra civilización.